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lunes, 10 de julio de 2023

COMENTARIO DE OBRA: LA GLORIA

Cuadro La Gloria | TIZIANO

La obra de la imagen se titula La Gloria y fue pintada en la segunda mitad del siglo XVI, en concreto entre los años 1551 y 1554. Corresponde con un óleo sobre lienzo, con dimensiones de 346 por 240 centímetros, y se encuentra en el Museo del Prado de Madrid (en la sala 024). El autor es el maestro italiano Tiziano.

Vecellio di Gregorio Tiziano nació en Véneto, ca. 1490. Formó parte del taller de Bellini, del taller de su hermano Giovani y se asoció con Giorgione, así como que trabajó en la Escuela de San Antonio de Padua. Pintó para el emperador Carlos I de España, y llegó a ser nombrado por el mismo emperador Conde Palatino y Caballero de la Escuela de Oro. Así, llegó a crear varios retratos tanto de Carlos I como de su hijo Felipe II. Entre sus obras destaca el cuadro que nos incumbe, La Gloria; este permaneció desde el 1566 en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, hasta su traslado al Museo del Prado en 1837. Y murió en 1576 en la ciudad italiana de Venecia.

Nos encontramos ante un cuadro promovido por Carlos I de España, profundamente religioso, y cuyo significado es confuso. En el centro está la Trinidad y a su derecha la Virgen y San Juan Bautista. La Virgen es la única figura en movimiento y va vestida de azul como el Padre y el Hijo, así pues es uno de los personajes más destacados. Asimismo, también encontramos otros personajes como Adán y Eva o Noé, Moisés o David, todos del Antiguo Testamento. En el otro lado, observamos a varios ángeles, al propio emperador Carlos I y a su esposa fallecida Isabel, y detrás de ellos a sus hijos Felipe y Juana, a sus hermanas Leonor y María y hasta al propio autor, entre otros personajes.

Como ya se ha reseñado, el significado del cuadro es confuso, pudiendo ser una obra con varias lecturas: aludiendo tanto a la Trinidad como al Juicio Final. Si bien, es un cuadro religioso que da el total protagonismo tanto a la Virgen como al Hijo y al Padre, los tres vestidos de azul y situados en la parte superior de la obra. De ahí, que haya una vinculación directa de este cuadro renacentista con el poder divino, superior al poder temporal. Asimismo, la representación del monarca (y su esposa) con sudario y con la corona situada en el suelo, alude a la gran devoción del mismo y a su condición de simple mortal, y a su subordinación ante a la Autoridad celestial.

Para finalizar, cabe reseñar que la Corte de Carlos I, a diferencia de la de su hijo Felipe II, fue siempre itinerante. Así, para la conservación de los edificios reales, dictó en 1537 el Ordenamiento para las obras reales y en 1545 la creación de la Junta de Obras y Bosques. Por lo tanto, no existía una residencia habitual que reflejara el poder del emperador, pues este en sí constituía esa imagen de poder.


BIBLIOGRAFÍA:

CÁMARA MUÑOZ, Alicia; GARCÍA MELERO, José Enrique; URQUÍZAR HERRERA, Antonio; CARRIO-INVERNIZZI, Diana; ALZAGA RUIZ, Amaya. Imágenes del poder en la Edad Moderna, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, 2015

FATÁS, Guillermo; M. BORRÁS, Gonzalo. Diccionario de términos de Arte y elementos de Arqueología, Heráldica y Numismática, Alianza Editorial, 2020

HAYWOOK, John; CATCHPOLE, Brian; HALL, Simon; BARRATT, Edward. La historia del mundo en mapas, Susaeta, 2020


WEBGRAFÍA
Autor: Miguel Costa


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