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domingo, 27 de agosto de 2023

COMENTARIO DE LÁMINA: ÚTIL LÍTICO

Útil lítico

La imagen se trata de la fotografía de un útil lítico, representado (de izquierda a derecha) por la cara superior o dorsal (anverso), la sección longitudinal (centro) y la cara ventral o de lascado (reverso). Asimismo, podemos observar una escala métrica en la parte izquierda de la fotografía, correspondiendo cada tramo (blanco o negro) a un centímetro. Esto nos sirve para averiguar la longitud exacta, o real, del útil; correspondiendo este en cuestión, a un útil lítico de unos 19 centímetros de alto, 9 centímetros de ancho y 4,50 centímetros de grosor. En cuanto a los elementos descriptivos (en general, para cualquier útil de estas características), los más importantes son: zona proximal (parte inferior), zona mesial (parte central) y zona distal (parte superior); borde derecho e izquierdo; aristas, córtex, bulbo, ángulo de lascado y de expulsión; talón, ondas de percusión y punto de impacto. 

Para una mayor compresión sobre el tema, reseñaré que la industria lítica se ha desarrollado, por las diferentes especies de homínidos, desde hace unos 2,6 millones de años (Ma). Aunque a veces unas industrias incorporan a su vez a otras menores, según diferentes características culturales (como por ejemplo la Micoquiense, que está dentro de la Achelense), existen siete culturas principales: la Olduvayense (Pebble Culture), también llamada Modo 1; la Achelense, o Modo 2; la Musteriense, o Modo 3; y, por último, la Auriñaciense, la Gravetiense, la Solutrense y la Magdaleniense, o Modo 4, es decir las industrias pertenecientes al Paleolítico Superior (las tres primeras pertenecen al Paleolítico Inferior y Paleolítico Medio). 

A modo de resumen, añado la siguiente tabla:

Culturas líticas

Modo 1

Modo 2

Modo 3

Modo 4

Olduvayense

Achelense

Musteriense

Auriñaciense

Gravetiense

Solutrense

Magdaleniense

Paleolítico Inferior y Paleolítico Medio

Paleolítico Superior

Figura 1: Diferentes culturas líticas del Paleolítico Inferior, Medio y Superior.

Conforme se fue avanzando en el tiempo, se perfeccionaron progresivamente los útiles líticos, y así, en el Olduvayense podemos encontrar los conocidos chopper (útiles sencillos elaborados sobre cantos rodados) o los chopping tools (más desarrollados, con los cantos trabajados por las dos caras); en el Achelense, los populares bifaces; en el Musteriense, las raederas o las puntas denominadas Levallois; y en las cuatro industrias del Paleolítico Superior, cuchillos, buriles o azagayas.

Cabe destacar que todas estas culturas no se desarrollaron al mismo tiempo en los diversos continentes, correspondiendo a épocas diferentes las desarrolladas en África, Europa o Asia. Igualmente, fueron varias las especies de homínidos que intervinieron como protagonistas de las invenciones. Así, dependiendo de la cultura o industria (y lugar), podemos citar como hacedor al Homo habilis, Homo erectus, Homo antecessor, Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis u Homo sapiens, entre otros. Evidentemente, el proceso evolutivo fue muy lento, y estamos hablando de una industria desarrollada en miles de años.

En referencia a la lámina 2, el útil se trata de un bifaz con forma puntiaguda alargada, tipo lanceolado, cuya materia prima es el sílex (con el tiempo, el sílex, se vuelve blanquecino). Este material se describe minuciosamente en el libro La Prehistoria y su metodología, tercera edición, de la Editorial Universitaria Ramón Areces, 2020 (UNED), en concreto en su página 153: “Es una roca sedimentaria química, variedad criptocristalina del cuarzo, formada por una mezcla homogénea de sílice microcristalizado y sílice hidratado. Es muy dura, de brillo vítreo, con fractura concoidea, cristalina y suave que genera filos agudos y transparentes”. Es decir, se trata de un excelente material para la fabricación o talla de estos tipos de útiles líticos.

Añado la siguiente tabla sobre principales materias primas de la industria lítica:

Industria lítica

Materias primas principales

Sílex

Cuarcita

Cuarzo

Obsidiana

Figura 2: Principales materias primas de la industria lítica.

A modo de una mayor comprensión, y en cuanto al tipo de útil, el bifaz se utilizó para diversos usos, como raspar o cortar, entre otros. Del mismo modo, mediante la talla de sus dos caras se lograba su habitual forma triangular o almendrada. La talla de estas dos caras dio lugar a su nombre moderno (bifacial= bifaz). La materia prima empleada se llama nódulo, y, además del sílex mencionado de la lámina en cuestión, se podían emplear otros tipos de rocas; siendo las más comunes la cuarcita, el cuarzo y la obsidiana (esta última menos común y hallada solo en zonas volcánicas). Asimismo, el córtex corresponde a la zona cortical y el núcleo al nódulo ya tallado. Finalmente, la lasca es cualquier producto de la talla (obtenido del núcleo); y la hoja es un tipo determinado de lasca, cuya longitud es el doble de su anchura.

En referencia a los datos descritos en el párrafo anterior, en cuanto al soporte del bifaz (lámina), pienso que podríamos hallarnos ante un útil tallado sobre lasca (en concreto de tercer orden, al no presentar córtex ni en el anverso ni en el reverso), por ser los útiles tallados sobre nódulo más rudimentarios. Al ser bastante grande, pudo haber sido enmangado y utilizado como lanza. En cuanto al redondeado talón, observamos que puede corresponder con un tipo facetado (presenta algunos levantamientos). Igualmente, se observa una fractura en la zona mesial del reverso (zona ventral o de lascado); y no presenta córtex alguno, como ya he comentado anteriormente. Y, para concluir con la descripción tecnológica, en cuanto al retoque, es simple y tiene una amplitud marginal.

Por tanto, según todo lo reseñado hasta el momento, podemos decir que el bifaz pertenece al Modo 2, es decir, que está dentro de la industria lítica (o cultura) del Achelense; aunque, debido a su sofisticación, pertenecería a un Achelense superior o hasta un Musteriense inicial. Así pues, corresponde con el periodo del Paleolítico Inferior (cercano al Medio); y, a su vez, dentro de este, suponiendo que el bifaz fue tallado en Europa, y según sus propias características de fabricación y tamaño, pertenecería al Paleolítico Inferior clásico. Anexo tabla resumen:

Paleolítico Inferior en Europa

Achelense

Paleolítico Inferior arcaico

Paleolítico Inferior clásico

Musteriense

Paleolítico Medio

Figura 3: Paleolítico Inferior y Medio en Europa.

En referencia a este periodo indicado, el libro Prehistoria I: Las primeras etapas de la Humanidad, tercera edición, de la Editorial Universitaria Ramón Areces, 2020 (UNED), reseña en su página 215: “Las nuevas industrias se han dividido según presenten bifaces o estén realizadas exclusivamente sobre lascas. Las primeras están representadas en Europa por el Achelense, que se ha dividido y ordenado cronológicamente atendiendo a criterios geológicos, a la morfología de los bifaces y al desarrollo tecnológico y tipológico de los útiles sobre lasca que acompañan a las piezas bifaciales”. A continuación, el mismo manual plantea dos hipótesis para explicar la presencia del Achelense (Modo 2) en Europa: el modelo de continuidad y el modelo de sustitución. Es decir, que en el primer caso correspondería a una invención o reinvención, y en el segundo a una influencia del exterior.

Para finalizar, y a modo de sintetizar el tema, se puede reseñar brevemente que la lámina el ejercicio 2 corresponde a un útil lítico, denominado bifaz; representado por anverso (imagen de la izquierda), sección longitudinal (imagen del centro) y reverso (imagen de la derecha); cuya materia prima es el sílex y tiene forma alargada, con el extremo distal apuntado; siendo su creador el Homo heidelbergensis (especie que vivió en Europa en el Paleolítico, y, como he reseñado anteriormente, suponiendo que el bifaz es europeo), quien muy probablemente la empleaba para diversos usos o funciones, como cortar o raspar. Así como que pertenece a la industria del Modo 2 (tecnocultura del Achelense), dentro del periodo del Paleolítico Inferior clásico.


BIBLIOGRAFÍA:

IBÁÑEZ SALAS, Luis E. Breve Historia del Mundo, Ediciones Nowtilus, 2011

RIPOLL LÓPEZ, Sergio; ROBERTO BÁRCENA, Joaquín; JORDÁ PARDO, Jesús F.; MAÍLLO FERNÁNDEZ, José Manuel; MUÑOZ IBÁÑEZ, Francisco Javier; QUESADA LÓPEZ, José Manuel. Prehistoria I. Las primeras etapas de la Humanidad, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, 2020

RIPOLL LÓPEZ, Sergio; JORDÁ PARDO, Jesús F.; MAÍLLO FERNÁNDEZ, José Manuel; MUÑOZ IBÁÑEZ, Francisco Javier; QUESADA LÓPEZ, José Manuel. La prehistoria y su metodología, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, 2020


WEBGRAFÍA
Autor: Miguel Costa


domingo, 13 de agosto de 2023

COMENTARIO DE LÁMINA: FÓSIL DE "PARANTHROPUS BOISEI"


Fósil de Paranthropus boisei

Se trata de la fotografía de un fósil (resto de un organismo que ha quedado conservado en una roca) de un homínido, que le falta la mandíbula, pero que presenta un buen estado de conservación. Donde observamos con claridad un cráneo (en posición oblicua, hacia la derecha) bastante alargado, unos pómulos anchos, sin apenas frente y una pronunciada cresta sagital en la parte superior. Esta cresta sagital está presente en especies que tienen muy desarrollados los músculos de la mandíbula, en concreto en los Parántropos.

De formas en exceso robustas, los Parántropos desarrollaron sus mandíbulas para la ingesta principalmente de vegetales. Puesto que, a diferencia de otros homínidos (los Austrolopithecus o las especies del género Homo, como por ejemplo el Homo habilis), que eran omnívoros, estos fueron vegetarianos (aunque también podían ingerir pequeños insectos, como termitas o similares).

La fotografía en cuestión pertenece a la de un ejemplar de Paranthropus boisei, una especie que vivió en África oriental entre hace 2,3 y 1,2 millones de años (Ma) (los Parántropos aparecieron en ese continente hace 2,5 Ma con el Paranthropus aethiopicus). Además del boisei y del aethiopicus mencionados, este género de homínidos estaba compuesto por tres especies, siendo la última de ellas la del Paranthropus robustus. Es decir, aethiopicus, boisei y robustus componen, hasta el momento, las tres especies del género Paranthropus. A continuación anexo una tabla con las especies:

Género Paranthropus

Paranthropus aethiopicus

Paranthropus boisei

Paranthropus robustus

Figura 1: Especies integrantes en el género Paranthropus.

Como ya he señalado, el Paranthropus boisei vivió en África del este (oriental) entre hace 2,3 y 1,2 Ma, tiempo por tanto encuadrado, dentro de la era del Cenozoico, en el Cuaternario: más en concreto en el Pleistoceno inferior (Gelasiense y Calabriense) y en el Pleistoceno medio (Chibaniense). Es decir, que esta especie africana existió en el Paleolítico Inferior, la primera etapa de la Edad de Piedra.

En relación al párrafo anterior, añado un cuadro-esquema correspondiente a la época que vivió el Paranthropus boisei, según las escalas cronoestratigráfica y geocronológica:

Eontema/

Eón

Eratema/

Era

Sistema/

Periodo

Serie/

Época

Subserie/

Subépoca

Piso/

Edad

Corresponde a:

Fanerozoico

Cenozoico

Cuaternario

Holoceno

 

 

 

 

 

 

Pleistoceno

Medio

Chibaniense

Paleolítico

Inferior

(1ª etapa de la Edad de piedra)

 

 

 

 

Inferior

Calabriense

 

 

 

 

 

Gelasiense

Figura 2: Tabla de cuadro-resumen correspondiente a la época que vivió el Paranthropus boisei.

Cabe señalar que, según se refleja en el manual Prehistoria I: Las primeras etapas de la Humanidad, tercera edición, de la Editorial Universitaria Ramón Areces, 2020 (UNED), en relación al conocimiento de conceptos iniciales para el estudio de la Prehistoria, dice así en su página 24: “Para cuantificar el tiempo al estudiar la Historia de la Tierra, la Estratigrafía utiliza dos escalas: la escala cronoestratigráfica, que establece unidades tangibles que corresponden a las rocas sedimentarias depositadas durante esa unidad de tiempo, y la escala geocronológica que establece unidades intangibles que representan tiempo”. Es decir, la escala cronoestratigráfica se relaciona con unidades tangibles (materiales) y la escala geocronológica con unidades intangibles (temporales). Dos escalas de suma importancia para el estudio de la Prehistoria. La primera (cronoestratigráfica) se divide en Eontema, Eratema, Sistema, Serie, Subserie y Piso; y la segunda (geocronológica) en Eón, Era, Periodo, Época, Subépoca y Edad. Adjunto tabla explicativa:

Escala cronoestratigráfica

EONTEMA

ERATEMA

SISTEMA

SERIE

PISO

Escala geocronológica

EÓN

ERA

PERIODO

ÉPOCA

EDAD

Figura 3: Tabla de las unidades cronoestratigráficas y geocronológicas.

El Paranthropus boisei habitó en la sabana africana y en los valles fértiles de los ríos, y compartió su territorio con otras especies de homínidos, como se ha comprobado a lo largo de la Prehistoria en otras ocasiones y con otras especies de diversos lugares. Y en concreto, con tres especies “más evolucionadas” pertenecientes al género Homo: el Homo habilis, el Homo rudolfensis y el Homo erectus. Asimismo, en su territorio también habitaba numerosa fauna, y entre ella depredadores que se alimentaban de los propios homínidos parántropos o similares, como por ejemplo leones, hienas o cocodrilos.

Para finalizar, y en resumen, se puede señalar que los Paranthropus se encuentran en un proceso evolutivo intermedio entre los Australopitecos y el género Homo; siendo su hallazgo de gran interés al comprobarse que la evolución no ha sido directa, sino que hay numerosas ramas diferentes de especies de las que han evolucionado en una especie en concreto. Asimismo, son muy similares a los Australopitecos, si bien más robustos y con más capacidad craneal (530-600 cm³), pronunciada cresta sagital y un enorme dimorfismo sexual. Hoy en día se asimilarían más a los gorilas que a los propios humanos (Homo sapiens). Siendo probable que los cambios climáticos, surgidos en África hace unos 1,2 Ma, provocaran su extinción.


BIBLIOGRAFÍA:

IBÁÑEZ SALAS, Luis E. Breve Historia del Mundo, Ediciones Nowtilus, 2011

RIPOLL LÓPEZ, Sergio; ROBERTO BÁRCENA, Joaquín; JORDÁ PARDO, Jesús F.; MAÍLLO FERNÁNDEZ, José Manuel; MUÑOZ IBÁÑEZ, Francisco Javier; QUESADA LÓPEZ, José Manuel. Prehistoria I. Las primeras etapas de la Humanidad, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, 2020

RIPOLL LÓPEZ, Sergio; JORDÁ PARDO, Jesús F.; MAÍLLO FERNÁNDEZ, José Manuel; MUÑOZ IBÁÑEZ, Francisco Javier; QUESADA LÓPEZ, José Manuel. La prehistoria y su metodología, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, 2020



WEBGRAFÍA
Autor: Miguel Costa


martes, 1 de agosto de 2023

COMENTARIO Y RELACIÓN DE OBRAS: "PODER Y ARTE EN ÉPOCA DE LOS AUSTRIAS MAYORES"

Cuadro de Felipe II | SOFONISBA ANGUISSOLA

Cuadro La Gloria | TIZIANO

Biblioteca del Monasterio de El Escorial | San Lorenzo de El Escorial (Madrid)

Las tres imágenes están relacionadas entre sí, si bien la primera y la tercera más extremadamente. Así, la primera obra tiene relación directa con la figura del rey español Felipe II, la segunda con su padre el emperador Carlos I de España y V de Alemania, y la tercera imagen nuevamente con el monarca Felipe II, un rey que aunque no fue considerado emperador, por el contrario, gobernó un extenso imperio, el más grande de su tiempo.

Las dos primeras imágenes pertenecen a dos cuadros de extraordinaria calidad artística y la tercera a la Biblioteca Laurentina o Escurialense, ubicada en un pabellón aislado dentro del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, en la provincia de Madrid. Es decir, las tres se encuentran dentro del movimiento cultural del Humanismo, movimiento inmerso en el esplendoroso Renacimiento.

El Humanismo nació en el siglo XIV en el centro y norte de Italia, de donde se extendió al resto de Europa. Fue un movimiento tanto cultural como filosófico, y suprimió el pensamiento del Medievo e hizo surgir a la incipiente Edad Moderna. Se orientó en el conocimiento del mundo mediante la razón; y se difundió con rapidez gracias a la creación de la imprenta y a la formación de academias y escuelas. Aun así, casi todas las universidades continuaron con la tradición escolástica. Por lo tanto, podemos reseñar que hubo un tiempo de transición del pensamiento medieval al renacentista, con ideas de ambas corrientes.

El Humanismo presentó las siguientes características:

Nació en las prósperas ciudades italianas, entre la burguesía.

Se produjo un cambio del pensamiento teocéntrico (Dios es el centro del universo) por el antropocéntrico (el ser humano es el centro de todas las cosas).

Se produjo un cambio del pensamiento dogmático (explicación del mundo a través de la religión) por el pensamiento crítico (explicación del mundo a través de la razón).

Se recuperó la cultura clásica, las obras filosóficas y el estudio en sus lenguas originales (latín y griego).

El ser humano fue considerado la creación más perfecta de Dios y todo estaba subordinado a él.

Se explicó el mundo a través de la razón y la experiencia.

En la literatura se empezaron a emplear las lenguas locales.

Se produjeron innovaciones técnicas y científicas, con grandes avances en diferentes materias.

Y, por último, en referencia a la cultura, el Humanismo dio lugar al surgimiento del Renacimiento.

Así, encontramos a diversos autores que favorecieron la aparición del Humanismo, como Giovanni Boccaccio, Dante Alighieri o Francesco Petrarca; o a grandes pensadores como Erasmo de Rotterdam, Nicolás Maquiavelo o Tomás Moro.

Por otro lado, y en referencia a los monarcas que nos incumben, Carlos I y Felipe II, considerados como los Austrias mayores, hemos de reseñar brevemente algunos datos interesantes. Como ya se ha señalado en este trabajo, Carlos I siempre mantuvo una residencia itinerante, por lo tanto fue construyendo diversos edificios en varios puntos de la geografía, llevando con su Corte y con él mismo obras de arte y objetos de valor y prestigio, tanto a nivel artístico como político. Fue hijo de la reina Juana de Castilla y de Felipe de Habsburgo y nieto de los Reyes Católicos y del emperador Maximiliano, por lo que acumuló numerosos territorios de sus padres y abuelos. Y con su ascenso al trono dio comienzo el Imperio español, una monarquía tremendamente poderosa que se desarrolló en los siglos XVI y XVII. En cambio, su hijo Felipe II, fijó su residencia en la villa de Madrid, una pequeña ciudad que fue engrandeciendo con edificios dignos de un reino cada vez más poderoso, que poseía territorios a lo largo y ancho de todo el globo terráqueo. Un edificio que sobresalió sobre todos los demás fue el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, situado cerca de la capital, a apenas 50 kilómetros; edificación que albergaba Palacio Real, panteón, iglesia y convento, como ya se ha reseñado. Así, observamos un cambio radical de la política de ambos monarcas. Y con este cambio también se produce un cambio con la acumulación de obras de arte en los edificios de la nueva capital del reino.

Asimismo, si la imagen primera nos muestra a un monarca vestido con porte elegante, enlutado y con objetos o enseres tanto religiosos como de carácter caballeresco; en la imagen segunda nos encontramos ante un cuadro profundamente religioso, donde el mismísimo emperador Carlos I se subordina, como un mortal más, ante la poderosa Autoridad divina, la Santísima la Trinidad y la Virgen (el Padre, el Hijo y la Virgen visten de azul celeste). Cada obra trasmite un mensaje diferente, vinculado al poder temporal o al divino; y también vinculado, a su vez, a los dos monarcas más importantes de un reino en alza, en un tiempo en el que España no tuvo prácticamente rivales. Y, por último, la imagen tercera nos muestra el Salón Principal o el Salón de los Frescos de un edificio clave en la imagen de poder de la Monarquía española, el ya nombrado Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

Ahora bien, para conocer el enorme poder heredado por estos monarcas hay que remontarse años atrás. La conocida en España como “Casa de Austria” es en realidad la dinastía de los Habsburgo, una de las más poderosas familias europeas desde la Edad Media. Tuvo su origen en Suiza, desde donde extendieron su poder a través de alianzas y conquistas; y a finales del siglo XIV controlaban gran parte de Europa, haciéndose más tarde con el trono del Sacro Imperio Romano Germánico. Como se ha reseñado antes, el emperador Carlos I fue nieto de los poderosísimos Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Estos casaron a sus hijos con importantes personajes del momento, así, la heredera Juana contrajo matrimonio con Felipe de Habsburgo, el hijo del emperador Maximiliano del Sacro Imperio Romano Germánico. Finalmente, tras la muerte de Isabel de Castilla y la pugna entre Fernando de Aragón y Felipe de Habsburgo por alcanzar el trono de Castilla, Fernando se retiró a Aragón. De seguida, Felipe incapacitó a la reina Juana, pero ante su inesperada y prematura muerte, Fernando volvió a hacerse con la regencia (al incapacitar también a su hija). Finalmente, tras estos años de disputas por el poder, accedió al trono hispánico Carlos, el hijo de Juana de Castilla y Felipe de Habsburgo. Este joven monarca se hacía heredero de territorios tan variados como Flandes, adquiridos por parte de su padre, de la península Ibérica, de zonas en torno al mar Mediterráneo (Cerdeña, Sicilia y Nápoles) y de todos los territorios conquistados en América, el Nuevo Mundo; además de la parte de territorios alemanes y austriacos heredados por su abuelo Maximiliano. Así pues, su hijo Felipe II, conocido como “el Prudente” gobernó en un vasto reino hispánico, que llegó al cenit de su poder.

Para finalizar, y como ya se ha descrito al principio, las tres imágenes expuestas están profundamente vinculadas, tanto en el contexto artístico y cultural, como en el político y monárquico; además de hallarse dentro de un mismo marco cronológico (siglo XVI), relacionado a su vez con el Humanismo renacentista y con el propio Renacimiento.


BIBLIOGRAFÍA:

CÁMARA MUÑOZ, Alicia; GARCÍA MELERO, José Enrique; URQUÍZAR HERRERA, Antonio; CARRIO-INVERNIZZI, Diana; ALZAGA RUIZ, Amaya. Imágenes del poder en la Edad Moderna, Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, 2015

FATÁS, Guillermo; M. BORRÁS, Gonzalo. Diccionario de términos de Arte y elementos de Arqueología, Heráldica y Numismática, Alianza Editorial, 2020

HAYWOOK, John; CATCHPOLE, Brian; HALL, Simon; BARRATT, Edward. La historia del mundo en mapas, Susaeta, 2020


WEBGRAFÍA
Autor: Miguel Costa


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